Ante situaciones excepcionales, respuestas también extraordinarias. La emergencia sanitaria provocada por la pandemia y la cascada de sus efectos económicos y sociales están requiriendo tratamientos y esfuerzos poco convencionales. ¿Qué panorama ofrece España? ¿Puede aprovecharse esta encrucijada para eliminar focos de vulnerabilidad y también para acordar objetivos más ambiciosos de modernización? Comienza un decenio que marcará largamente el futuro.
Aportar consideraciones que contribuyan a contestar ponderadamente tales cuestiones es el propósito de cuanto sigue. Primero, el escenario español. Luego, un breve dibujo de lo que ha supuesto el año 2020 para la UE. Y, por último, una serie de propuestas.
Todavía no hace cuatro años, en el otoño de 2017, coincidiendo con el 40º aniversario de su creación, el Círculo de Empresarios dibujó los trazos básicos de un horizonte mejor para todos los españoles en 2030 (Una España mejor para todos1/Un pacto para un crecimiento integrador2). Ese extenso documento contiene mensajes que no tienen fecha de caducidad:
- En la historia contemporánea española, la interacción entre democracia y1 crecimiento económico nunca ha sido tan fructífera como en los cuatro decenios que arrancan de la Transición. Régimen de libertades, progreso económico y cohesión social. Aunque no sin costes de distinto orden y aunque no todo ha sido aciertos, el balance es enormemente positivo. Un logro de toda la sociedad.
- El acuerdo es un bien democrático. Como la negociación entre distintas fuerzas políticas a partir de planteamientos y propuestas diferentes: la búsqueda de pragmáticas coincidencias en objetivos de interés general y, por tanto, común. Los mejores resultados de la democracia española han encontrado ahí un soporte esencial, decantándose repetidamente la opinión pública a favor de grandes acuerdos para afrontar los problemas fundamentales en cada etapa.
- Es un deber moral de cada generación, al pasar el testigo, ofrecer tanto un recuento veraz de lo sucedido -experiencia acumulada- como la relación de objetivos no alcanzados.
Tampoco han perdido vigencia los cuatro grandes pactos que entonces proponía el Círculo de Empresarios: por la educación, por el fomento del empleo, por la calidad institucional y por la sostenibilidad y mejora del Estado de bienestar. El tiempo ha transcurrido sin avances consignables, la decepción es inevitable.
Estas páginas se proponen prolongar las escritas en aquella fecha, y están concebidas con igual voluntad de servicio a un país en cuya capacidad de superación se confía y que ahora encara una década -repitámoslo- que será decisiva para determinar el rumbo durante bastantes años.