El año 1977 evoca cambio, libertad, apertura y concordia. Muchos españoles son capaces de recordar dónde se encontraban cuando empezó a gestarse la historia democrática reciente de nuestro país. Otros, por edad, crecieron mientras ésta se afianzaba o tuvieron ya la fortuna de nacer en una España moderna y plenamente integrada en Europa. Han pasado 40 años en los que cada generación ha contribuido, en mayor o menor medida según la época en la que nacieron, a tejer una sociedad más próspera y abierta. La reciente crisis económica que hemos afrontado y los problemas que persisten tras ella desdibujan nuestra memoria colectiva. Es tiempo de recuperarla, de recordar de dónde venimos y de transmitirles a las generaciones que han de tomar el relevo que es posible repetir otro periodo de avance y de integración. Para ello es necesario recuperar la autoestima y la confianza en nuestras propias capacidades. Lograr un país mejor para todos está en nuestras manos, ya lo demostramos hace 40 años.
El balance socioeconómico es un claro reflejo de que España es un caso de éxito. Desde 1977, la renta per cápita de los españoles en términos reales se ha duplicado, convergiendo desde el 76,1% de la media de la UE al 92% actual. La incorporación de la mujer al mercado laboral es una realidad, la población activa femenina ha crecido de un 28% a un 53%. A su vez, el modelo productivo se ha terciarizado, como en el resto de las economías avanzadas, concentrando el sector servicios el 75% del empleo (42% en 1977). Las exportaciones han aumentado de un 13,3% a un 33,1% del PIB, destacando el papel de las multinacionales españolas líderes a nivel mundial. La integración al proyecto europeo impulsó la atracción de inversión extranjera y dotó a nuestra economía de una mayor estabilidad de precios y de tipos de interés. En conclusión, la economía española actual es más competitiva y abierta al mundo.
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