En España y en otros muchos lugares, el agua se ha convertido en un problema
de primera magnitud. Ante esta situación, el logro de una gestión eficiente de los
recursos hídricos ha de ser una de las prioridades de la agenda política de la
presente legislatura. En estos momentos, el marco regulatorio existente en España no es capaz de lograr ese objetivo. El agua es un bien económico, es decir, cuya utilización está limitada por su escasez y sujeta a elección entre usos alternativos.
Por añadidura, es un bien de consumo y también es un importante factor de
producción en numerosas actividades productivas. Por todo ello, la cuestión del
agua es parte importante de un debate que constituye uno de los elementos centrales de la agenda social, política y económica contemporánea. ¿Es el agua diferente a otro tipo de bienes para impedir que las leyes del mercado regulen su uso? ¿Por qué la planificación puede asignar eficazmente el agua, cuando ha fracasado permanentemente en otros campos?.