Situación económica global
El mundo afronta un contexto de elevada incertidumbre geopolítica y económica que puede llevar a la contracción, previsiblemente simultánea, de las principales áreas. La coyuntura de recuperación económica pospandemia se ha visto alterada por las consecuencias directas de la invasión rusa de Ucrania y sus efectos colaterales sobre los precios de la energía y los suministros. La persistencia de algunos riesgos y la materialización de otros latentes convertirían la ralentización en recesión. Destacan las elevadas tasas de inflación motivadas por el incremento del precio de las materias primas energéticas y alimentarias, y su transmisión al resto de la cesta de consumo, así como por las continuas tensiones en las cadenas de suministro. También, si se hace efectiva la interrupción sistemática del suministro de gas natural ruso a Europa, el impacto en las economías europeas será notable y puede desencadenar una crisis energética mundial. Por último, no es descartable que una interrupción de las exportaciones de grano de Ucrania y Rusia puede derivar en una crisis alimentaria.
En este entorno de inflación generalizada, los principales bancos centrales han empezado a normalizar sus políticas, reduciendo las compras de deuda soberana e incrementando los tipos de interés. Esta contracción monetaria incidirá negativamente sobre la recuperación, pero es necesaria, especialmente en los casos en que las expectativas de inflación estén empezando a desanclarse. Sin medidas pueden darse efectos de segunda ronda con espirales alcistas que requieran mayores contracciones monetarias, perjudicando aún más al crecimiento y el empleo.
Los principales organismos internacionales han revisado a la baja sus previsiones de crecimiento mundial. Así, la OCDE rebajaba en junio al 3% interanual sus previsiones para 2022 (vs. 4,5% estimado en diciembre 2021), y el FMI actualizaba en julio sus previsiones de abril reduciendo en 4 décimas el crecimiento para 2022 hasta un 3,2%.