
Javier Vega de Seoane Presidente del Círculo de Empresarios
Artículo publicado en la revista El Nuevo Lunes Especial 36 Aniversario
Recuperar el espíritu reformista y la concordia
2017 debe ser un año en el que se recupere el espíritu reformista paralizado por los sucesivos procesos electorales celebrados a finales de 2015 y mediados de 2016. Por tratarse de cuestiones cuyos efectos deberán sentirse con mayor intensidad a medio y largo plazo, las reformas pendientes o a medio desarrollar, deberían abordarse con un consenso amplio de las principales fuerzas políticas.
Hay reformas capitales que no deberían retrasarse como es la de la Educación. Una reforma educativa estable, que no se esté derogando cada vez que cambia el color del Gobierno, resulta esencial para sentar las bases de la igualdad de oportunidades, que es la mejor fórmula para superar las desigualdades que ha generado la larga crisis iniciada a finales de la pasada década. Los elevados niveles fracaso escolar y paro juvenil, y los cambios en la concepción del empleo tradicional respecto a perfiles y habilidades profesionales, requieren que nuestra educación fomente el espíritu emprendedor, la ética, el mérito, el esfuerzo, la creatividad, las dotes de comunicación y el conocimiento de idiomas. A su vez, es urgente impulsar la FP dual, siguiendo la experiencia de Alemania, Austria y Suiza, creando un sistema eficiente de becas y/o préstamos formativos, con más recursos, y con una mayor integración de las empresas en el sistema educativo.
Otra cuestión fundamental es la reforma de las pensiones. Tenemos que abordar una reforma en profundidad del sistema para garantizar en el futuro unas pensiones dignas. La evolución demográfica no admite más parches. A las reformas de corto plazo y de carácter paramétrico, como ampliar el período de computo de la pensión o retrasar la edad de jubilación, hay que añadir una reforma del propio sistema pasando del actual sistema de reparto a uno mixto que combine el reparto con la capitalización obligatoria y la capitalización voluntaria. A su vez, transformar el patrón demográfico actual requiere actuar en ámbitos como la natalidad profundizando la reforma de los permisos parentales, las ayudas fiscales a las familias y los medios para el cuidado de niños en edad pre-escolar.
Estas son las reformas más urgentes, aunque también habría que profundizar en la reforma laboral, simplificando los modelos de contratación y equiparando las indemnizaciones de los contratos temporales e indefinidos, así como poner en marcha medidas que fomenten una mayor incorporación de la mujer al trabajo.
También sería necesaria una reforma fiscal que impulse el crecimiento de nuestras empresas y el empleo de calidad. Necesitamos un sistema fiscal para seguir creciendo en un entorno global y con visión a largo plazo para mejorar el control y la gestión del gasto público y, paralelamente, aumentar la eficiencia de nuestro sistema tributario. Todo ello con una doble finalidad: garantizar la financiación y sostenibilidad del Estado de Bienestar, e impulsar el dinamismo, la competitividad y el progreso social de la economía española. Una nueva reforma fiscal no sólo debe garantizar la recaudación necesaria a corto plazo manteniendo la justicia y la equidad social, sino que al potenciar la competitividad y el crecimiento económico de nuestro país influiría positivamente sobre los ingresos tributarios a medio y largo plazo.
Por otra parte, España necesita una Administración que garantice el actual Estado de Bienestar, empleando menos recursos, con mayor calidad y eficiencia, y que esté al servicio de los ciudadanos y de las empresas. También es esencial incrementar la transparencia de nuestra Administración, avanzar en la lucha contra la corrupción, y contar con un marco regulatorio sencillo, estable y previsible que favorezca el crecimiento económico y la equidad.
España requiere, a su vez, mejorar el funcionamiento y la calidad de nuestro sistema judicial. La competitividad de un país está relacionada con el marco jurídico institucional, siendo elementos esenciales del mismo la vigencia del derecho y la seguridad jurídica. Su funcionamiento irregular genera sobrecostes que recaen sobre el conjunto de la sociedad, lo que condiciona el dinamismo y el crecimiento económico. En concreto, tiene consecuencias negativas sobre la creación, el crecimiento y el grado de especialización de las empresas.
Dicho todo esto, lo más importante que tenemos que hacer en 2017 es concentrarnos en lograr el entendimiento y la concordia entre los españoles y evitar perder energías en peleas cainitas estériles.