Un año más, los Presupuestos Generales del Estado vuelven a estar marcados por la falta de impulso reformista debido a la fragmentación política. No se aprovecha la bonanza económica (ritmo de crecimiento del 3% del PIB) para abordar las reformas que necesita el país para afrontar los grandes desafíos que vienen.
En este sentido, hay que rediseñar el sistema fiscal para lograr una mayor eficiencia y estabilidad de los ingresos y promover Pactos de Estado, en educación, digitalización e infraestructuras y energía.
En paralelo, nos enfrentamos a una transformación demográfica que obliga a configurar un nuevo sistema de pensiones, apoyado por medidas que favorezcan la natalidad y la plena incorporación de la mujer al mercado laboral.
Es necesario crear un marco que dé estabilidad y calidad al empleo. La formación, además, tiene que adaptarse a los nuevos perfiles profesionales que surgen de la globalización y la digitalización.
A nivel empresarial, hay que fomentar el emprendimiento y apoyar el crecimiento de las empresas eliminando barreras laborales y fiscales. Porque el tamaño es clave para ganar en competitividad y crear empleo.
Nota de Prensa
PGE 2018: El impulso reformista se sigue haciendo esperar
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