
Javier Vega de Seoane Presidente del Círculo de Empresarios
Artículo publicado en la revista El Siglo
Cumplir años en estos tiempos es, para una publicación en papel, todo un logro. Por eso, al tiempo que tengo un cariñoso recuerdo para Rosa del Río, felicito a El Siglo por su primer cuarto de siglo y le deseo que afronte con salud el próximo cuarto. La historia de España en estos últimos veinticinco años se puede considerar también como una historia de éxito. A ello han contribuido mucho los efectos de nuestra integración a la Unión Europea, hace ya treinta años, y nuestra posterior participación en la Moneda Única.
Como explicamos en nuestro Barómetro de los Círculos, en su edición de 2016, España es hoy un país con grandes fortalezas, pero también con notables debilidades que se pueden, si hay voluntad por parte de todos, superar. Entre las fortalezas podemos destacar el tamaño de su mercado, la cualificación y la competitividad de su mano de obra, las infraestructuras, su localización geográfica, el idioma español y la calidad de vida. Y entre las debilidades, el marco regulatorio e institucional, el entorno macroeconómico, los marcos fiscal y laboral, la burocracia y el funcionamiento del mercado interno.
Los aspectos que más preocupan a los empresarios de cara al futuro tienen que ver con la calidad del sistema educativo español, la situación del mercado laboral y la ineficiencia de las administraciones públicas, además de la situación política, que esperamos sea un problema coyuntural… En torno a estas cuestiones deberían concentrarse las principales reformas estructurales que contribuyan a corregir los grandes desequilibrios que sufre nuestra economía y a superar el problema del paro, que es el que más debería preocuparnos.
Nuestras recomendaciones en este sentido se pueden resumir en reformas como la de la Educación, para la que se precisa de un pacto de Estado que enfoque esta al nuevo entorno económico, y desarrolle la Formación profesional dual. También necesitamos incentivar la I+D+i y la colaboración Universidad-empresa, así como lograr un pacto estable y de largo plazo en infraestructuras, avanzando en las interconexiones de transporte intermodal y de energía. Vincular salarios a productividad es otra de las cuestiones que contribuirán a mejorar nuestra competitividad.
Otras reformas necesarias tienen que ver con la Justicia, con un sistema fiscal que incremente la recaudación ensanchando las bases imponibles, con un sistema de Pensiones que habrá que hacer sostenible, y una Administración más eficiente, fomentando la colaboración público-privada.
Si eliminamos las barreras fiscales, laborales y regulatorias que hoy obstaculizan el crecimiento de las empresas; si insistimos en valores como la solidaridad y la transparencia; si desarrollamos prácticas de buen gobierno y luchamos contra la economía sumergida, el fraude y la corrupción, y si las empresas ponemos, de forma responsable, nuestras capacidades al servicio de la sociedad, seguro que en los próximos veinticinco años leeremos en El Siglo la noticia de que tenemos un país situado entre los diez mejores del mundo.