Alicia Coronil , Directora de Economía del Círculo, publica en el diario ElEconomista.es un artículo sobre las conclusiones del libro «Empresarios y Bachilleres. La imagen del empresario en los libros de texto» , recientemente presentado por el Círculo de Empresarios.
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Nuestros manuales de Bachillerato siguen sin dar un tratamiento adecuado al papel del empresario en una economía moderna.
Nuestros manuales de Bachillerato siguen sin dar un tratamiento adecuado al papel del empresario en una economía moderna. Así se refleja en el libro «Empresarios y Bachilleres. La imagen del empresario en los libros de texto» editado por el Círculo de Empresarios y en el que los profesores José Luis García Delgado, Juan Carlos Jiménez y Manuel Martín Rodríguez hacen un repaso al tratamiento que emprendedores, empresas y economía de mercado reciben en los manuales que manejan nuestros jóvenes estudiantes.
No ocurre hoy en día como hace casi tres lustros, en que un trabajo similar del Círculo constataba una cierta hostilidad hacia empresarios y empresas. Ahora, en realidad, hemos pasado de esa hostilidad a la indiferencia, cuando no al desdén.
La renovación de textos que exige la nueva regulación de las enseñanzas curriculares del Bachillerato y la Educación Secundaria puede ser una buena ocasión para suplir ese déficit. Pero poco se lograría si esos manuales no fueran impartidos por profesores capaces de transmitir a los alumnos, no sólo conocimientos precisos, sino también todo aquello que conforma en estos las actitudes precisas para valorar la función de los empresarios en nuestra sociedad.
Una de las propuestas que los autores formulan en este repaso a los manuales de Bachillerato es que lo ideal sería que los textos de Secundaria y Bachillerato, y no exclusivamente los de Economía y Empresa, sean interpretados por profesionales bien formados en las respectivas ramas del saber.
Pero hay que insistir, además de en la buena formación técnica, en la buena predisposición de los docentes a la hora de situar la figura del empresario, huyendo de estereotipos simplones, en su verdadero papel dentro del sistema económico: como gran aglutinante de recursos y de factores, asumiendo riesgos que no todos quieren y atento al medio en que se desenvuelve.
No se trata de pintar al empresario con cualidades sobrenaturales o fuera de la realidad, sino de situarlo en la posición central que ocupa dentro del progreso de una economía moderna. Los empresarios son la fuerza motriz de una economía de mercado, y la aparición, de su mano, de empresas innovadoras, la variable seguramente más estratégica para su progreso.
El concepto de empresario es consustancial al de mercado, y este al de competencia, y todos ellos consustanciales a la idea de progreso económico y social. No es blandiendo ejemplos históricos de comportamientos rapaces y egoístas como se retrata a los empresarios. Seguir con rancios lugares comunes heredados de la sociología de las clases sociales, o del capitalismo de las grandes corporaciones, no es propio de docentes cualificados.
Por eso es necesario que los docentes que han de impartir las materias en las cuales aparece la figura del empresario tengan, no sólo una buena formación técnica, sino que estén impregnados de los fundamentos filosóficos y morales que ayudan a entender cómo funciona un sistema económico sobre la base de la libre concurrencia y el progreso común.