Artículo publicado por Jesús Prieto en Expansión
En un mercado global necesitamos un modelo productivo cada vez más competitivo para crecer, generar empleo y bienestar. Y para lograr estos tres objetivos necesitamos más empresas medianas y grandes.
En una cuestión como ésta, el tamaño importa; ya que las empresas de mayor dimensión contribuyen al crecimiento y a la estabilidad económica de un país al ser más productivas, proporcionar una oferta de empleo más estable y de calidad y tener mejor acceso a la financiación a menor coste. El Círculo de Empresarios lleva ya varios años comprometido con la tarea de animar a las empresas españolas a crecer y a las Administraciones Públicas a facilitar ese crecimiento. Lo hace por diversas vías: a través de los informes que publica anualmente su programa La Empresa Mediana Española o también impulsando y consolidando la iniciativa Cre100do, que lanzó con el ICEX y la Fundación Innovación Bankinter hace ya cinco años, y que ahora se constituye en Fundación para continuar ayudando a un número creciente de empresas a convertirse de medianas en grandes.
En nuestro último informe, elaborado con la colaboración de Informa, y en nuestra selección de 50 casos de éxito, hemos analizado la fase de recuperación de la economía que va de 2013 a 2018, y hemos constatado que las empresas españolas que consiguen aumentar en mayor medida su productividad son las medianas, un 47% por encima de las pequeñas y un 8% de las grandes.
En cuanto a los sectores que más han impulsado el aumento de la productividad, son los de actividades profesionales, científicas y técnicas. Las empresas medianas españolas son, además, un 11% más productivas que sus homólogas de la UE, consiguiendo avances superiores durante los últimos años.
Deberían incentivarse fiscalmente las fusiones entre empresas pequeñas y medianas Clic para tuitearConviene no olvidar que durante la crisis desaparecieron en España un 25% de las empresas medianas, mientras que en países como Alemania o Reino Unido, que cuidan mejor el entorno empresarial, su número se mantuvo estable. En la comparativa con la Unión Europea se refleja que nuestras empresas medianas tienen una dimensión inferior y su participación en la estructura empresarial, el empleo y el Valor Añadido Bruto es menor. Esto nos ofrece un alto potencial del crecimiento. Al ser más productivas, deberíamos impulsar su protagonismo aprovechando sus fortalezas para mejorar la competitividad y acometer los procesos de innovación que sólo están al alcance de las compañías que cuentan con una dimensión adecuada.
Teniendo, como tenemos, un gran potencial en las empresas medianas, ¿por qué no tenemos más empresas de esta dimensión que posteriormente puedan aspirar a hacerse grandes? Aquí nos enfrentamos a dos tipos de barreras: las regulatorias y culturales.
En cuanto a las barreras regulatorias, llevamos pidiendo desde hace años que se modifiquen determinados umbrales que dificultan, cuando no impiden, el crecimiento de las empresas.
Por ejemplo, el umbral de facturación a partir del cual es obligado realizar pagos fraccionados del Impuesto de Sociedades, que creemos que habría que elevar de los actuales 6 millones de euros de facturación anual hasta los 20 millones de euros.
La clave fiscal
Un aspecto también relacionado con la fiscalidad que habría que mejorar es el de la sucesión que, si bien está razonablemente tratada en el caso de empresas familiares, debe evitarse que terminen vendiéndose sólo por ese motivo. Deberían incentivarse fiscalmente no sólo estas sucesiones, sino también las fusiones y adquisiciones entre empresas pequeñas y medianas, asegurando un adecuado asesoramiento que facilite a sus responsables acometer estas operaciones con las debidas garantías.
Otra barrera, en este caso laboral, es la que obliga a constituir un comité de empresa a partir de 50 trabajadores, lo que hace que muchas frenen su contratación al llegar a los 49.
Nuestra propuesta es que ese umbral se eleve hasta los 100 trabajadores, nivel a partir del cual esa exigencia no supondría una excesiva carga para la empresa. También existe por parte de la Administración una falta de reconocimiento y apoyo a las medianas empresas españolas. Las grandes empresas de nuestro país cuentan con programas de apoyo de diverso tipo, a veces a medida. Hay otros restringidos a las pequeñas y medianas, según la definición de la Unión Europea, que excluyen a las de tamaño inmediatamente superior, digamos de entre 50 y 500 millones de euros de facturación, conocidas como middle market.
Las empresas de tamaño medio quedan, pues, en tierra de nadie y al margen de programas específicos de ayuda. Y no podemos confiar sólo al efecto tractor de las grandes empresas la necesaria labor de apoyar el crecimiento de las de menor dimensión.
Pero hay que reconocer que si estamos desaprovechando un enorme potencial de crecimiento de nuestras empresas es también porque, en algunos casos y por razones culturales, algunas empresas tienen temor a crecer o a internacionalizarse, y en otros, por falta de información o asesoramiento sobre cómo hacerlo. Es perfectamente posible, ya que muchas de nuestras empresas han recorrido ese camino con éxito y, para otras que deseen acometerlo, programas de éxito como Cre100do nos marcan el camino a seguir.
Un impulso para la empresa mediana española
Director de ‘La Empresa Mediana Española’ (Círculo de Empresarios) y presidente de CT Ingenieros