Durante los últimos años, el proceso de reducción del paro y de creación de empleo ha sido muy intenso en España. En poco más de 8 años el desempleo ha caído en más de 11 puntos y se han generado más de 3.920.000 de puestos de trabajo. Estos resultados son el efecto acumulado de las iniciativas liberalizadoras de los mercados de bienes y servicios, de una política macroeconómica orientada a la estabilidad, de la entrada en el Euro y de las
modestas liberalizaciones parciales de algunas instituciones del mercado de trabajo realizadas desde mediados de la década pasada. A pesar de que esos cambios son a todas luces insuficientes, la experiencia española muestra con claridad la capacidad de respuesta del mercado de trabajo ante la introducción en la economía de pequeñas dosis liberalizadoras. En estos momentos, la economía española es capaz de crear puestos de trabajo con tasas de crecimiento inferiores a las del pasado lo que se está comprobando en la fase descendente del ciclo económico que experimentamos desde hace tres años.
De los dos factores fundamentales del crecimiento económico, empleo y productividad, en España ha sido el primero el más importante, lo cual era de esperar ya que partíamos de tasas de desempleo muy elevadas. Sin embargo, la productividad no ha acompañado el espectacular crecimiento de la población ocupada y de la tasa de actividad, por lo que, de cara al futuro, si bien queda todavía un largo camino que recorrer en términos de creación
de empleo, es necesario que la economía española preste mayor atención a los aspectos tecnológicos y de reformas estructurales por su influencia en la productividad.
Una de las reformas que sigue pendiente, y que ya empieza a tener carácter de urgencia, es la del mercado de trabajo. La tímida reforma propuesta por el Gobierno hace un año condujo, tras el fracaso de la huelga general, a una inexplicable marcha atrás que no permite albergar mucho optimismo de cara al futuro. Sin embargo, es preciso retomar cuanto antes la actividad reformista y abordar algunos aspectos fundamentales del mercado laboral para potenciar el crecimiento de nuestra economía y, en particular, acelerar la creación de empleo.
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