Junto al crecimiento y a la responsabilidad empresarial, la calidad institucional es uno de los tres ejes que orientan las reflexiones del Círculo de Empresarios. Esta es una cuestión que nos viene preocupando desde los orígenes de nuestra asociación, hace ya más de cuarenta años. Puede verificarse empíricamente que el progreso y el bienestar de las sociedades se encuentra íntimamente ligado a la calidad de sus instituciones. Sin calidad institucional y sin seguridad jurídica es imposible un desarrollo equilibrado de la economía y de la sociedad.
Tras una larga dictadura, la transición democrática supuso un significativo avance para nuestra calidad institucional, pero la reciente crisis económica ha despertado los recelos de amplias capas de la población respecto al funcionamiento de nuestras instituciones y a la calidad de nuestros políticos, gobernantes, jueces, reguladores y administradores públicos.
Quizás la imagen que de estos servidores públicos se percibe no sea la más justa, y con toda seguridad influyan sobre ella los pocos, pero malos, ejemplos que en cualquier colectivo acaban por empañar la imagen del conjunto. Resulta en cualquier caso tarea necesaria de nuestra joven democracia la de recuperar la confianza en nuestras instituciones y en los servidores de las mismas si queremos seguir avanzando como colectivo y como individuos.
Lograr una regeneración democrática en España y superar el recelo y la insatisfacción de los ciudadanos ante nuestras instituciones, sólo será posible mediante una significativa mejora en el funcionamiento de las mismas. Influirán también, por supuesto, que la recuperación económica y la superación de la desigualdad de oportunidades sean percibidas por todos para que ese recelo y esa insatisfacción se vayan disipando. Una mejora de la calidad institucional generará también a medio plazo una mejor posición competitiva de España que permitirá a su vez mayores tasas de crecimiento con la consiguiente creación de riqueza, empleo e ingresos fiscales.
Dada la trascendencia de este tema para la salud de la democracia española y para nuestro progreso económico y social, y ante la necesidad de buscar soluciones al problema, nos ha parecido importante abordarlo con el objetivo esencial de ayudar a mejorar la calidad de las instituciones españolas. Lo hemos hecho con el impulso del Grupo de Trabajo de Relaciones Institucionales del Círculo, que preside la miembro de la Junta Directiva, Carmen Mateo, y bajo la dirección del profesor Víctor Lapuente. Éste, junto a un grupo de prestigiosos expertos, han analizado el tema desde distintos ángulos y sugerido una serie de recomendaciones.
Las conclusiones que finalmente se nos ofrecen como resumen nos invitan a huir tanto del dramatismo como de la inacción. Como el propio Lapuente señala, citando el trabajo de Manuel Villoria, los estudios muestran que los españoles estamos entre los europeos que más rechazamos dar dinero, regalos o favores a cargos públicos a cambio de la obtención de algún servicio o decisión administrativa favorable. Una conclusión que desde hace tiempo veníamos observando en los trabajos de Transparencia Internacional, prestigiosa y respetada organización con quien hemos querido compartir la iniciativa de este estudio. Agradezco, por ello, a su Presidente en España, Jesús Lizcano, su colaboración.
Para mejorar el marco institucional español, para lograr una España más democrática, más justa, más competitiva, mejor administrada y más transparente se nos propone, al final de este trabajo, un manifiesto gradualista con medidas no políticas sino institucionales. Medidas con las que todos deberíamos estar comprometidos, pues con ellas contribuiremos a construir una España mejor para todos.
John de Zulueta
Presidente del Círculo de Empresarios