«En las próximas semanas y meses nos jugamos mucho. A la espera de vencer la batalla sanitaria, las medidas que adoptemos para salvaguardar y recuperar nuestra economía van a ser determinantes para nuestro modelo productivo del futuro. Nuestro plan de recuperación, apoyado por los cuantiosos fondos europeos que podemos recibir, deberá ir acompañado del compromiso de acometer algunas de las reformas estructurales necesarias para crecer de manera sólida y sostenida, crear empleo y generar recursos para financiar nuestro Estado de bienestar. Nuestra tasa de desempleo es tradicionalmente del doble de la que sufren los países de nuestro entorno.
No podemos conformarnos o acostumbrarnos a esta situación, que refleja la urgencia de reformar determinados aspectos de nuestro marco laboral mirando hacia el futuro con propuestas e iniciativas consensuadas y compartidas, desde la colaboración y no desde la confrontación ideológica. Pero para ello hay que superar diferencias que pueden parecer insalvables pero que realmente no lo son si se afrontan buscando los equilibrios propios de una legislación laboral moderna y siendo conscientes que constituye una palanca para el impulso de la competitividad del sistema productivo, para mejorar la calidad del empleo y no para obstaculizar su creación (…) «.