La necesidad de reducir los efectos adversos de la crisis energética global, agravada por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 y un shock de oferta que desencadenó un notable proceso inflacionista, ha reavivado el debate sobre las reformas que hay que acometer para contar con mercados energéticos sólidos y resistentes, y sobre las medidas para paliar los efectos negativos de la crisis sobre consumidores y empresas. Todo ello, sin perder de vista que a medio y largo plazo la Unión Europea, en un contexto de preocupación ante el impacto del calentamiento global y de nuevos riesgos geoestratégicos, urge a acelerar la transición energética y el proceso de descarbonización para reducir a cero en términos netos las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 2050.
La transición energética constituye un catalizador para un nuevo modelo económico más sostenible, ofrece oportunidades de creación de valor en la industria, tanto en la oferta como en la demanda de energía, y precisará de una política industrial que asegure la competitividad, el crecimiento, la creación de empleo y el aprovechamiento de las oportunidades que este proceso genera. Desde el Círculo de Empresarios, como institución de la sociedad civil que persigue el interés general de España, creemos que el diseño de una transición energética, por ser un compromiso con las generaciones futuras, precisa una estrategia de país, consensuada, creíble, estable y coherente en el tiempo.