Obituario publicado en el diario ABC.
Nacho Trillo pertenece a ese grupo de hombres que desde el comienzo de los años del desarrollo de nuestro país, supieron contribuir decididamente a la construcción de los pilares del Estado del bienestar del que ahora nos sentimos orgullosos los españoles. Doctor en Ingeniería Industrial y abogado, supo mostrar sus facetas de iniciativa, vitalidad, tesón y valentía, lo que le llevó a involucrarse, desde antes de acabar sus estudios, en sectores tan variados como el de las grandes contratas de obra civil o la constitución y dirección del Banco Occidental, interviniendo también en el entonces entorno clave de las empresas públicas, pasando a dirigir la estratégica actividad siderúrgica de Altos Hornos de Vizcaya y del Mediterráneo, en la primera mitad de los setenta.
No menos destacable a la hora de entender su contribución al progreso de España, son sus largos años al frente de General Electric, consolidando su apuesta por nuestro país y atrayendo importantísimas inversiones fabriles en el sector del plástico a la región de Murcia, desde su respetada presencia en los correspondientes órganos de decisión internacionales.
Más allá de relatar sus muchas iniciativas empresariales e industriales, no haría justicia a su memoria dejando de recordar sus valores personales y las enseñanzas que nos dejó a los muchos que de alguna manera hemos tomado su relevo.
Ignacio Trillo supo mantener su independencia personal a ultranza –sin pertenecer a ningún grupo de poder, político o empresarial– alcanzar altísimas cotas de responsabilidad y reconocimiento.
Los que tuvimos la suerte de tratarle, le tenemos presente en su defensa irreductible de la verdad de los hechos, haciéndolo aun a costa de arriesgar el plácet y adhesión de muchos. Pero igualmente en defensa de sus principios, de su honestidad y ética impolutas, por incómodo o poco productivo que le fuera. Le recordamos orgullosos viéndole bajar a la arena, incluso en los dificilísimos tiempos de la reconversión industrial y la amenaza de ETA, que estuvo a punto de costarle la vida. Valoramos en él la incansable curiosidad por aprender nuevas cosas, su estudio y la tenaz búsqueda de ser el mejor en ellas.
De enorme amor por España y aprecio del significado de la familia, Nacho supo y tuvo oportunidad de anteponer estas prioridades a cualquier opción profesional que las hubiera puesto fuera de su alcance. Además, encontró tiempo para el esparcimiento donde seguía trasmitiendo incansablemente su innato liderazgo y calor.
No me cabe la menor duda de que el cariño que le hace seguir vivo en el corazón de nuestra querida Tere, sus seis hijos, numerosos nietos y bisnietos, está presidido por la enseñanza de la libertad y orgullo que las citadas independencia, defensa de la verdad y honestidad por encima de todo.
IGNACIO EYRIÈS GARCÍA DE VINUESA
INGENIERO DE CAMINOS