Publicado en el diario Expansión
Miguel Canalejo es Presidente del Barómetro de los Círculos
La economía y las empresas españolas están ganando competitividad gracias a las reformas que ha hecho el Gobierno y a la favorable coyuntura internacional. No obstante, no debe de haber ningún motivo para la autocomplacencia, dados los enormes desequilibrios que todavía padecemos: el elevado nivel de paro, de déficit presupuestario y de deuda publica. Para corregirlos en el tiempo, es imprescindible que nuestra economía y nuestras empresas sigan mejorando su competitividad relativa, en un mercado globalizado.
Porque solo creciendo de forma sostenida, podremos corregir los citados desequilibrios. Y para crecer sostenidamente, al margen de coyunturas externas que no controlamos, debemos seguir mejorando la competitividad relativa de nuestro entorno económico, y empresarial, de forma que las empresas españolas puedan crecer, invertir, crear empleo, y contribuir con sus impuestos al sostenimiento del Estado de Bienestar que hoy disfrutamos.
Para lograrlo debemos mejorar de manera continua las variables clave que inciden en la competitividad relativa de un país en relación con los demás. Lo cual exige ,en primer lugar, el realizar un diagnostico objetivo de cuales son las fortalezas y las debilidades competitivas que tenemos como país. Ese es, en síntesis, el objetivo del Barómetro de los Círculos 2015 impulsado por el Círculo de Empresarios, el Circulo de Economía y el Circulo de Empresarios Vascos, y al que este año se han incorporado laAsociación Valenciana de Empresarios (AVE), el Club Financiero Vigo-Circulo de Empresarios de Galicia e Institución Futuro de Navarra.
El Barometro refleja la posición competitiva de España mediante una revisión selectiva de los principales indicadores internacionales y de sus conclusiones mas relevantes. Esta visión se completa con una encuesta que este año han respondido mas de 200 empresarios, y con una treintena de entrevistas individuales en profundidad con presidentes y consejeros delegados de empresas lideres en sus respectivos sectores.
Las conclusiones del Barometro son muy claras. España ocupa el numero 35 de los países analizados en el Global Competiveness Index del World Economic Forum, mejorando cuatro puestos en relación con el informe anterior. Y nuestras grandes debilidades competitivas, como es lógico, tienen que ver con nuestros principales desequilibrios estructurales.
En primer lugar el mercado laboral que sigue sin funcionar de forma eficiente, a pesar del impacto positivo de la reforma aprobada por el actual gobierno. Las nuevas reformas que se recomiendan deberían priorizar las políticas activas de empleo. Es fundamental impulsar la formación dual, considerar las necesidades de las empresas en el diseño de los planes de estudio e invertir en la formación continua del profesorado ante los nuevos requerimientos tecnológicos y profesionales que demandan las empresas.
Ademas, teniendo en cuenta el elevado paro juvenil, y el escaso tamaño de las empresas españolas, parece necesario facilitar la empleabilidad de los jóvenes parados sin formación mediante el uso de contratos de trabajo incentivados que combinen trabajo y formación en la empresa, como han hecho con éxito en Alemania, Australia, Holanda y ReinoUnido.
Todas estas medidas deben de ir acompañadas de otras igualmente necesarias como la simplificación del numero de contratos, el acercamiento progresivo de las indemnizaciones por finalización de contrato temporal e indefinido a las que rigen en la OCDE, o la vinculación de la evolución de los salarios con la productividad.
La segunda gran debilidad competitiva de nuestra economía, según los indicadores internacionales y la opinión de los empresarios encuestados, es la contribución de las Administraciones Publicas. La estructura del Estado es excesivamente compleja y, consecuentemente, poco eficiente. La Justicia, lenta e impredecible. La corrupción, centrada en ciertas administraciones y sectores, inaceptable. Y la carga impositiva sobre las empresas excesiva cuando la comparamos con la de los países de nuestro entorno. Ademas de reformas de gran calado en toda esta área, es necesario intensificar la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida, algo imprescindible para asegurar el nivel de ingresos que requiere nuestro Estado de Bienestar.
Todo ello debe de venir acompañado, a corto plazo, de medidas que permitan disponer de una energía competitiva, sostenible y cuyo suministro este garantizado. Y de las infraestructuras ferroviarias que mejoren la logística para que España pueda convertirse en centro de competencia industrial para las multinacionales. Finalmente, es conveniente que las empresas españolas reduzcan la excesiva dependencia que tienen hoy de la financiación bancaria. En este sentido, consideramos necesario potenciar y desarrollar otras fuentes de financiación empresarial como la emisión de deuda corporativa, el acceso al mercado alternativo bursátil, la potenciación de los fondos de capital riesgo, etc.
Pero al hablar de las reformas necesarias, las mas importantes, según los empresarios encuestados, son las que, a medio plazo, contribuirán al cambio progresivo del modelo competitivo de la economía y de las empresas españolas. Son las reformas imprescindibles para pasar de un modelo de competencia fundamentado en costes, “investment driven” en terminología de Michael Porter, a un modelo “innovation driven”, en el que se compite por diferenciación. Es decir, competir apostando en el conocimiento, la innovación y la tecnología. Para lograrlo, debemos corregir las debilidades de nuestro sistema educativo, mejorar el modelo nacional de innovación, y aumentar significativamente el tamaño de nuestras empresas.
La reforma educativa es, en este contexto, el elemento fundamental. Dada su vital importancia para el futuro del país, debería de ser consensuada y estable en el tiempo. Entre muchos otros objetivos, en opinión de los empresarios, debería de fomentar el dominio de idiomas, la capacidad de aprendizaje y el espíritu emprendedor. En cuanto a la innovación, los empresarios creemos que es necesario fomentar la investigación aplicada, con financiación publico-privada de los proyectos, de manera que se tengan en cuenta las necesidades de la sociedad. Facilitar a las pymes el acceso a la financiación de la innovación, y favorecer la atracción de centros de invetigacion de las multinacionales.
Finalmente debe ser una prioridad el aumento del tamaño de nuestras empresas. Está demostrado que el tamaño empresarial tiene mucho que ver con la competitividad. Las empresas medianas, tienen mejor acceso al crédito e innovan y exportan más. Para conseguirlo, creemos necesario que se eleven los umbrales de los marcos laboral, fiscal y regulatorio que hoy desincentivan el crecimiento del tamaño de las pymes españolas.
Concluyendo, en todas las reformas que recomendamos nos hemos inspirado en las buenas prácticas que, en las distintas variables de competitividad, ejemplifican distintos países de la OCDE. Por eso creemos que la mejora de la competitividad de la economía y de las empresas españolas, según el programa de reformas que planteamos, no solo es necesaria, sino perfectamente factible. Y estamos convencidos de que su aplicación redundará en un crecimiento sostenido de la economía, y en mayor riqueza y bienestar para todos los españoles