Artículo publicado en el diario Expansión
Luis de Carlos Bertrán, es socio del Círculo de Empresarios y Presidente de la Fundación Pro CNIC
En los inicios del año 2005, un grupo de influyentes empresarios españoles, compuesto entre otros por Emilio Botín e Isidoro Álvarez, se reunieron con el propósito de impulsar el ya existente Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC). La visión común —y muy ambiciosa— era clara: convertir a España en un centro científico de referencia mundial en investigación cardiovascular, solidificar el compromiso a largo plazo de nuestras grandes empresas con la investigación y contar con el imprescindible liderazgo del prestigioso cardiólogo Valentín Fuster.
La puesta en marcha del proyecto con garantías de éxito requería una doble vía de financiación que desembocó en un acuerdo ejemplar entre el Estado y el sector privado. Así, junto a los fondos aportados por la Administración Pública, se decidió crear la Fundación Pro CNIC para canalizar la importante inversión privada destinada a esta iniciativa. Compuesta por empresas de gran prestigio en nuestro país (Acciona, BBVA, Endesa, Fundación Abertis, Fundación Mapfre, Fundación Mutua Madrileña, Fundación Ramón Areces, Fundación Repsol, Gas Natural Fenosa, Inditex, la Caixa, Prisa, Santander y Telefónica), la Fundación Pro CNIC cumplirá el próximo año su primer decenio de intenso trabajo. Todas las empresas que conforman nuestro patronato han contribuido decisivamente al éxito de este proyecto. Por ende, sin la ejemplaridad de esta colaboración público-privada y sin el compromiso de nuestros patronos, muchos de los proyectos que ya son realidad habrían sido meras utopías.
Sin embargo, los logros por los que a diario lucha la Fundación Pro CNIC se han visto empañados estos días por el repentino fallecimiento de Emilio Botín y de Isidoro Álvarez. Al igual que sucedió en el año 2007, cuando en la misma semana fallecieron Rodrigo Uría y Jesús de Polanco —importantes promotores del proyecto—, el CNIC y la Fundación Pro CNIC se enfrentan de nuevo a otro golpe de orfandad.
Ha sido muy extensa la participación de estos dos patronos en la actividad del CNIC. Emilio Botín se postuló en todo momento como uno de los más fervorosos impulsores de la iniciativa, con una fuerte implicación desde los momentos más embrionarios. Detallista y analítico, acudía siempre a las reuniones del patronato con los deberes hechos, manejando la información con soltura y dispuesto a batallar contra cualquier dificultad existente. Del mismo modo, el papel de Emilio Botín fue muy relevante a la hora de conseguir la adhesión de nuevas empresas a nuestro patronato. Él decía sentirse como en casa cuando visitaba el CNIC, y con ese mismo afecto transmitía las bondades del proyecto a todos aquellos a quienes convencía de su importancia.
El estudio PESA (Progression of Early Subclinical Atherosclerosis) CNIC-Santander nació en el año 2010 de la constante preocupación de Emilio Botín por extender los beneficios del CNIC a todo su círculo de influencia. Así, mediante este estudio, el CNIC y el Banco Santander pusieron en marcha un ambicioso proyecto que, con el voluntariado de más de 4.000 empleados de la entidad, espera contribuir a la prevención y a la detección precoz de la enfermedad arteroesclerótica.
Isidoro Álvarez, con la discreción y la humildad que le caracterizaban, también prestó todo su apoyo al CNIC desde los primeros pasos, ya que creía firmemente en la necesidad de situar a nuestro país en la vanguardia de la cultura, de la educación y de la investigación. Esta creencia visceral ha sido, y sigue siendo, la misión por la que se rige la Fundación Ramón Areces, que él presidía. Sin duda, la equiparación de valores y el horizonte compartido por la Fundación Ramón Areces y por el CNIC fueron, desde el primer momento, el motor del compromiso que Isidoro Álvarez ha mostrado siempre con nuestro patronato, impulsando la Fundación Pro CNIC y poniendo a su disposición los recursos que estaban en sus manos.
La sociedad española ha perdido en estos días a dos figuras claves en la modernización de nuestro país. El CNIC y la Fundación Pro CNIC pierden, además, a dos patronos visionarios, a dos amigos, que incluso en los difíciles momentos económicos vividos en los últimos años no dudaron en reafirmar su compromiso y su lealtad con nuestro proyecto. Por ello, muestro con estas líneas mi sincero agradecimiento a la labor, siempre viva en la memoria de nuestra institución, que Emilio Botín e Isidoro Álvarez han desarrollado para conseguir que el CNIC sea hoy un hito en la historia científica de España.