Publicado en la revista Unacc
Mónica de Oriol es la Presidente del Círculo de Empresarios
La crisis actual tiene muy poco en común con anteriores circunstancias difíciles vividas por la economía española. Básicamente, no se trata de una de aquellas crisis coyunturales que se solucionaban en cuanto las exportaciones comenzaban a recuperarse, tanto porque la economía europea iniciaba su reactivación como porque empezaba a surtir efecto la devaluación de turno que permitía corregir las pérdidas acumuladas de competitividad. Ahora, sin embargo, acudir a este recurso no es posible. Tampoco basta para superar las dificultades actuales con los beneficios derivados de los importantes esfuerzos exportadores que está llevando a cabo la empresa española y que están fructificando en forma de importantes aumentos de las ventas al exterior.
La problemática actual, por el contrario, tiene un carácter estructural y es consecuencia de un modelo productivo agotado e incompatible con las exigencias y requerimientos de la pertenencia a una unión monetaria como es la zona euro. La teoría de las áreas monetarias óptimas enseña, entre otras cosas, que para que una economía reduzca el riesgo de sufrir crisis específicas que no afecten al resto de miembros de una unión monetaria, debe tener una estructura productiva con un alto grado de diversificación y flexibilidad. Pues bien, por desgracia, ese no ha sido el caso del modelo productivo español del decenio previo al estallido de la crisis. Dicho modelo se centró en la construcción como principal motor del crecimiento económico de forma que, cuando estalló la burbuja inmobiliaria, el conjunto de la actividad productiva española se vino abajo como un castillo de naipes porque la caída de la construcción arrastró a todos los sectores vinculados con la misma y, en particular, al sector financiero.
Ver artículo – El empresario – emprendedor, la figura necesaria para salir de la crisis