Jesús Sainz es Secretario General del Círculo de Empresarios
Para el Círculo de Empresarios el resultado de las elecciones puede significar la continuidad de las políticas que nos ayuden a mejorar la competitividad, recuperar el empleo y salir de la crisis, o la vuelta a fórmulas que ya han demostrado su ineficacia. Somos optimistas y confiamos en que el pueblo español va a saber elegir lo que más le conviene.
Esperamos que el Gobierno que salga de estas elecciones tenga el respaldo de formaciones políticas con experiencia. No nos asustan particularmente algunos de los mensajes que se han lanzado en el transcurso de la campaña electoral por parte de los partidos que aspiran a gobernar, porque entendemos que cuando uno se ve ante esa responsabilidad suele mostrar mucha mayor sensatez y sentido común que cuando está de mitin en mitin.
Lo más urgente es eliminar cuanto antes la incertidumbre política que pueda lastrar la recuperación económica y la convivencia social. Confiamos en que el próximo Gobierno represente una mayoría capaz de fortalecer el Estado de Derecho, de garantizar la unidad de España y de acometer una profunda reforma política.
El nuevo Gobierno debería lanzar un proyecto de regeneración ética de la vida política y económica con un principio común claro y rotundo: «tolerancia cero con la corrupción», tanto en el ámbito público y empresarial, como en la actividad particular. Quienes asuman la responsabilidad de gobernar deben tener muy presente que la relación entre la propiedad privada, la democracia y el libre mercado es lo que permite a los ciudadanos desplegar todas sus capacidades creativas, generando un mayor nivel de libertad individual y bienestar social.
La competitividad y la calidad institucional deben estar en el eje de las políticas que se desarrollen en este país como resultado de estas elecciones. Competitividad para crecer y poder resolver los grandes problemas que tiene España y que se resumen en cuatro palabras que empiezan por «d»: desempleo, déficit, deuda pública y demografía. Una quinta «d» que podríamos añadir es la de la necesaria digitalización de las empresas, de la economía y de las administraciones públicas.
En cuanto a la calidad institucional, debería abordarse cuanto antes la despolitización de la Justicia y de los organismos reguladores y supervisores, garantizando la estabilidad regulatoria de los mercados. Una Justicia segura, de calidad y rápida es un requisito indispensable para una economía competitiva. Y la seguridad jurídica resulta esencial para atraer inversiones, tanto domésticas como foráneas, que ayuden al crecimiento. Estamos empezando a salir de la crisis, pero mientras no se haya reducido signifi cativamente el número de desempleados no podremos decir que ha quedado atrás. En las urnas estará la respuesta.