José María López de Letona es Vicepresidente del Círculo de Empresarios
Lunes, 21 de diciembre de 2015
Artículo publicado en el diario Expansión
Insana manía derogatoria
Derogar: (Del lat. derogāre).
- tr. Abolir, anular una norma establecida, como una ley o una costumbre (Real Academia Española)
No sé si solamente me ocurre a mi, pero en estos días preelectorales en que los políticos (emergentes o emergidos) calientan discursos con ánimo de incorporar a sus filas de votantes el mayor número de españoles dispuestos a endosar sus propuestas voto mediante, no puedo menos de notar un elemento común, casi un mantra cansino, en el mensaje de algunos candidatos: Derogar. No soy capaz de interiorizar, más allá de los “buenismos” al uso comunes a casi todos los candidatos, un solo mensaje positivo del principal candidato de la Oposición. No sé que va a hacer, qué nuevas medidas concretas propone para garantizar los niveles de bienestar social, económico, intelectual y físico alcanzados por los españoles y, menos aún, para mejorarlos. Pero sí cuales de las actualmente en vigor piensa “derogar”.
La Ley de Reforma Laboral se sitúa en el nº 1 del ranking de derogaciones urgentes del candidato socialista, seguida por la Ley de Educación o “ley Wert”, y la Ley de Seguridad Ciudadana o “ley Mordaza”. Tres áreas esenciales para el desarrollo de la acción económico empresarial, Marco Laboral, Educación y Seguridad, que se tambalearían mientras se ajustan las nuevas políticas del candidato (si triunfa…).
En fin, política de tabla rasa, borrón y cuenta nueva, que parece fundamentalmente patrimonio intelectual de la izquierda, si atendemos al contador de Google. Al introducir en el buscador las tres palabras: “derogar pedro sanchez”, éste nos devuelve 399.000 entradas. Sin embargo, si las tres palabras son: “derogar mariano rajoy”, las entradas encontradas son sólo unas 99.000. Lo curioso es que revisando en esta última las primeras páginas de resultados, una sustancial proporción, más del 70%, se refieren a intenciones de la oposición de derogar las reformas del gobierno que preside Rajoy. Extrapolando, ello limitaría a unas 27.000 entradas las referencias a “derogar mariano rajoy” . Traducido al román paladino, las ganas de don Pedro de anular normas establecidas por el Partido Popular superan en unas 15 veces a las de don Mariano en sentido inverso. Pero en estos tiempos en que el bipartidismo se ve amenazado, conviene extender este análisis a los dos nuevos partidos emergentes. Si añadimos a nuestra búsqueda “derogar pablo iglesias” y “derogar albert rivera”, obtenemos 191.000 y 51.000 resultados, respectivamente. Por lo tanto, también entre los recién llegados se aprecia una mayor propensión u obsesión de la izquierda por la derogación inmediata de lo legislado que en las posiciones de centro o centro derecha. ¿Revanchismo? ¿Falta de imaginación para actuar en positivo? ¿Incapacidad de generar horizontes de destino, más allá de desandar el camino andado?
Ha de recordar el candidato del Partido Socialista que éste, desde responsabilidades de gobierno, ha protagonizado reformas de importancia capital para el progreso de España las cuales, desde la oposición, jamás le hubiera permitido al Partido Popular llevar a cabo, sin oponer feroz batalla política. Así fue posible la Reconversión Industrial o la adhesión definitiva a la OTAN. Y, por supuesto, jamás entró en la agenda de los gobiernos del PP alterar y mucho menos “derogar” las medidas citadas.
Estabilidad y seguridad jurídica
A los empresarios se les pregunta con frecuencia por sus preferencias políticas con claro ánimo de que confiesen ¡de una vez! sus inclinaciones conservadoras. Pero no hay tal. Los empresarios, cualquiera que sea su adscripción política individual, son conscientes de que la viabilidad de sus empresas no puede depender de la identidad política del ganador de unas elecciones locales, autonómicas o generales, y trabajan con idéntico entusiasmo y sin alterar sus agendas, con administraciones de izquierdas o de derechas, conservadoras o progresistas.
Lo único que el empresario demanda al ganador de las elecciones es estabilidad y seguridad jurídica para sus proyectos empresariales y ello porque, a diferencia de los políticos cuyo horizonte estratégico parece limitarse al calendario de las próximas elecciones (cuatro años), planifican sus inversiones y retornos a plazos rara vez inferiores a 8 años (dos legislaturas en términos políticos) o superiores, porque este es el período de maduración imprescindible para comprobar los resultados de una nueva estrategia de negocio.
¿Imaginan ustedes una empresa donde todo el Consejo y su consejero delegado se sustituyeran cada cuatro años y, de antemano se anticipara que el nuevo CEO cambiaría la estrategia empresarial de arriba a abajo? ¡Cada cuatro años! ¿Invertirían ustedes en una compañía que patrocinara tal comportamiento? Dada la esencial importancia que un positivo desarrollo de empresarios, empresas y empleo suponen para el éxito de España como proyecto de convivencia, me permito sugerir a los candidatos de todo signo que centren sus propuestas en la construcción de un proyecto ilusionante para todos los españoles a largo plazo, y no en la destrucción de lo ya conseguido para satisfacción exclusiva de algunos de ellos.
Corregir, afinar, mejorar, completar… claro que sí. Pero, ¿derogar? No, gracias.
