En un contexto en el que la Organización Mundial de Comercio (OMC) ha perdido influencia por la proliferación del regionalismo frente al multilateralismo, el acuerdo recientemente alcanzado en Bali (Indonesia) (9ª Conferencia Ministerial – OMC) supone un balón de oxígeno para el propio organismo internacional, ya que podría favorecer su resurgir como la mejor institución para impulsar la liberalización del comercio mundial, y relanzar las negociaciones de la Ronda de Doha, estancadas desde hace años.
El denominado “Paquete de Bali” supone avanzar en tres áreas: facilitación del comercio, agricultura, y desarrollo. En primer lugar, en cuanto a la facilitación del comercio, se acuerdan nuevas normas destinadas a reducir los obstáculos burocráticos en las aduanas. Según algunas estimaciones estas medidas podrían suponer un aumento en el PIB mundial de entre 400.000 millones y un billón de dólares.
En segundo lugar, en agricultura se logran los siguientes acuerdos: a) los países más pobres podrán acumular alimentos para utilizarlos en caso de emergencia alimentaria. Se establece una cláusula de paz, que implica que estas prácticas no serán denunciables durante un periodo de 4 años, hasta la celebración de la 10ª Conferencia Ministerial, en la que se tratará de dar una solución permanente a este tema; b) los Estados miembros se comprometen a hacer efectiva la reducción de los subsidios a las exportaciones agrícolas acordada en Hong Kong en 2005; c) se acuerda facilitar las exportaciones de algodón, principal fuente de ingresos para algunos países africanos; y, d) se redefinen las normas sobre el nivel arancelario de algunos productos agrícolas cuando su comercio está regulado por cuotas pero éstas no llegan a cubrirse.
Por último, en tercer lugar, se han adoptado diversas disposiciones para facilitar el acceso de los productos de los países en desarrollo a los mercados de los países ricos. Además, se crea un mecanismo de vigilancia para evaluar la correcta aplicación de las medidas de trato especial y diferenciado a favor de los países en desarrollo.
Para España, en un momento clave del sector exterior, el acuerdo amplía las oportunidades de negocio y favorece el acceso a nuevos mercados, impulsando todo ello nuestras exportaciones.