Artículo publicado en el diario Expansión
Alicia Coronil es Doctora en Economía, profesora de Esic Business & Marketing School y Coordinadora de la iniciativa ¡¡España Emprende!!»
España tiene una oportunidad, apostar por el emprendimiento. La actual crisis económica ha puesto de manifiesto que nuestro modelo productivo basado en sectores intensivos en factor trabajo y en el consumo interno se ha mostrado insuficiente para generar crecimiento económico, empleo, recuperar nuestra competitividad y hacer frente a los nuevos retos económicos en el contexto nacional e internacional. Estos retos vienen marcados por la elevada tasa de paro y las escasas perspectivas de crecimiento económico a corto plazo para España; el envejecimiento de la población que condiciona la sostenibilidad del estado del bienestar; y, la aparición de nuevas economías emergentes que ganan en competitividad y generan la aparición de una incipiente clase media, con nuevas oportunidades de negocio que España no debería desaprovechar. El cambio de modelo productivo es necesario y urgente. Algo de lo que son también conscientes numerosos países de nuestro entorno económico, tanto desarrollados como emergentes, que en lo últimos años han puesto en marcha iniciativas y programas para fomentar e impulsar el emprendimiento y la innovación (Start Up Britain, Start Up Chile, Start Up America o la política desarrollada desde hace décadas por Israel). En todas estas iniciativas y programas subyace una idea clara, el desarrollo de un nuevo modelo productivo basado en el emprendimiento como motor del crecimiento económico. Para ello, apuestan por la creación de unecosistema «amigable» que incentive la puesta en marcha de nuevas empresas; que apoye y estimule a todos aquellos que desean poner en marcha sus ideas y su talento; y, que permita la aparición de nuevos mercados y oportunidades de negocios. De esta manera, se generarán nuevos puestos de trabajo, riqueza y bienestar económico y social.
Si a estas iniciativas o programas nacionales, unimos el reciente informe de la Fundación Kauffman (Kauffman Index of Entrepreneurial Activity 1996-2011) que afirma que son las empresas de nueva creación las que más puestos de trabajo generan, frente a las empresas ya consolidadas en el mercado. O, lo que manifestó recientemente el Vicepresidente de la Comisión Europea, Antonio Trajani, quien señaló que si el 10% de los parados europeos se convirtieran en emprendedores se crearían 9 millones de nuevos puestos de trabajo en Europa. España, hoy más que nunca, debe de apostar por el emprendimiento. De ahí, la necesidad, la importancia y la urgencia de aprobar por parte del Gobierno la prometida Ley de Emprendedores. Para generar ese cambio en el modelo productivo y la aparición de nuevos emprendedores, la futura Ley de Emprendedores debería adoptar mediadas de aplicación inmediata sobre las cinco áreas prioritarias del emprendimiento, como son: la educación; la innovación; la financiación; la regulación; y, la fiscalidad.
Entre las medidas que debería incluir en cada una de esas cinco áreas prioritarias destacaríamos: en educación, la introducción en todos los niveles educativos de planes de estudio que fomenten el espíritu emprendedor y que no estigmaticen el fracaso empresarial; en innovación, la creación de un “visado de emprendedores” que permita no solo atraer talento sino la puesta en marcha de sus ideas y negocios en España; en financiación, la creación de un fondo de Emprendimiento de capital semilla público-privado, para el desarrollo de la pequeña empresa, y, la creación de un fondo de Capital Riesgo público-privado, para empresas de nueva creación o startups de carácter innovador, en el que participen el ICO y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) junto a Sociedades de Capital Riesgo; en regulación, la tramitación on-line de la constitución de empresas, la devolución mensual del IVA para las empresas de nueva creación, durante los tres primeros años, y, la creación de un nuevo sistema de cálculo de cuotas de la Seguridad Social para la empresas de nueva creación ligado a la cifra de negocio, hasta 100.000 euros de facturación anual y durante los tres primeros años; y, en fiscalidad, con el desarrollo de un sistema fiscal que premie la figura de los “business angels” y haga atractiva la financiación y/o inversión en startups o en empresas de nueva creación.
Por último, la futura ley no debería olvidar que para promover la aparición de una sociedad emprendedora e innovadora, es necesaria una mayor coordinación y cooperación entre la Administración Pública y el sector privado. Son tiempos de unir esfuerzos, recursos e ideas. 2013 debería comenzar con la ansiada Ley de Emprendedores, que cree en el emprendimiento como oportunidad de cambio.